¿Inglés? El desafío de una única lengua en entornos corporativos.
- Team Neural Ear System
- 8 oct 2022
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 27 oct 2023

Las compañías multinacionales, o, MNC por sus siglas en inglés, han adoptado la lengua inglesa como el idioma para la comunicación corporativa desde, prácticamente, la última década del siglo XX.
Hoy el dominio del inglés sigue siendo un desafío para muchas personas, sin importar el nivel de competencia que ya tengan. Personas con niveles de dominio de C1, siguen sintiendo que no tienen el suficiente inglés para destacar y progresar en la escala organizacional.
¿Acaso no sería mejor preguntar si la respuesta no está en el inglés, sino en la psicología?
La catedrática de la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard y autora Tsedal B. Neeley, atiende materias en cuanto a la digitalización y la globalización de las organizaciones. Un rubro importante en este abanico es el lenguaje.

“The language of global success”, del año 2017, plantea el “poder del lenguaje como preludio al caos o el mensajero de un nuevo entendimiento”. Una investigación detallada con un caso global, el de la empresa Rakuten.
Los aprendizajes y beneficios incluyeron la mejoría de las habilidades de comunicación de los japoneses, pero para los hablantes nativos de inglés, la adopción de esta lengua resultó ser un caballo de Troya: las políticas corporativas y de la tradición japonesa llegaron en inglés, por lo que no habría espacio para una adaptación gradual. De una cultura estadounidense más individual y autónoma, llegó la estandarización y los indicadores de desempeño orientados a una visión de grupo y control. La carga de trabajo aumentó, ya que los lunes eran los días de junta y los viernes de recolección de información. Así, sólo había tres días para poder sacar el trabajo.
La importancia del lenguaje común (inglés) en las multinacionales, está relacionada también con el estatus que les confiere, inadvertidamente, a los empleados. Aquellos que se auto perciben con menor dominio, sentirán que tienen menos relevancia en la empresa (aunque no sea así en la realidad). Esto quedó plasmado en una investigación de la misma autora en el año 2013.
Durante la realización del estudio, se identificaron tres grupos de participantes según su propia autoevaluación: aquellos que se autocalifican con un excelente dominio del inglés, expresaban que: “se sienten cómodos hablando y comunicándose en inglés”. Los del segundo grupo que afirmaban “estar OK con el inglés”, se les asignó el grupo de nivel intermedio, y finalmente, el grupo de participantes que decían “no sentirse cómodos manejando el inglés” se asignaron al grupo de nivel principiante.
Durante este trabajo exploratorio, encontraron que además existían otras dos categorías, en la autopercepción del participante, respecto a su nivel de inglés: la ansiedad por el temor a ser juzgados por sus habilidades comunicativas, y una inseguridad laboral al creer que su avance profesional se detendría debido a la falta de inglés.
También fueron consideradas las observaciones de la interacción en inglés con otros participantes no nativos, como también con los angloparlantes nativos.
Así, encontraron que las personas pueden llegar a sentir resentimiento y desconfianza, mostrándolo al retraerse de participar de forma activa, se inhibían o evitaban del todo la posibilidad de interactuar en inglés, por el contrario, también estaban otros participantes quienes veían una oportunidad de comunicación y de aprendizaje, en cada exposición que se daba en inglés.

La Dra. Nathalie Aichhorn, consultora corporativa, también revisa con interés este fenómeno del lenguaje único para la comunicación organizacional. En un trabajo realizado en 2015, encontró que el fenómeno de la “ansiedad lingüística”, es real y que, si bien se puede dar en varios contextos, la interacción verbal es donde más se hace presente, y que esta barrera lingüística, que en su origen es una barrera emocional, puede obstaculizar el éxito de las operaciones globales.
Las investigaciones citadas se llevaron a cabo en países europeos (Austria, Francia), los Estados Unidos y Japón, pero no en Hispanoamérica.
Desde la década de los 80’s, se ha encontrado en las investigaciones de lingüística aplicada que, las variables afectivas como lo son la ansiedad (nerviosismo), las actitudes y la motivación, impactan el logro que se alcanza en el dominio de una lengua extranjera, pero no sólo eso, sino que además influyen en la forma en que una persona puede auto percibir su propio dominio de la lengua. Más aún, estas variables afectivas, en particular la ansiedad lingüística, afecta ligera pero negativamente el desempeño en tareas cognitivas.
Desde el punto de vista cognitivo, la ansiedad lingüística, crearía una sobrecarga cognitiva, ésta, restaría recursos para la efectividad en la realización de tareas específicas.
Algunos investigadores han encontrado que, las características de la personalidad pueden influir en la manifestación de este tipo de ansiedad comunicativa o lingüística.
El fenómeno de la ansiedad en contextos de lenguas extranjeras, no es exclusiva de los no nativos del inglés, también los angloparlantes que tienen que aprender otras lenguas, pueden experimentarla. Tampoco es exclusiva del salón de clases.

La manera en que estas barreras emocionales y lingüísticas pueden irse disminuyendo es, primero, trayendo la atención a un fenómeno real que tiene impacto en la productividad de las corporaciones. Así como se puso el foco en su momento sobre los horarios laborales, los días de descanso, las prestaciones, la salud psicológica, esta situación de la aprensión comunicativa, merece un rubro aparte.
No sólo son los hablantes no nativos del inglés los que debieran recibir apoyo, sino además a los hablantes de aquella lengua materna, que ha sido designada como el lenguaje corporativo, a quienes debiera sensibilizárseles sobre la importancia de una comunicación efectiva.
Abordando todas las aristas de nuestra forma de interactuar, incluidas las nuevas formas de comunicación, se pueden reducir las barreras del lenguaje y pasar de ser bilingües, a ser multiculturales.

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