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Fundamentos de Audición

  • Team Neural Ear System
  • 21 feb 2022
  • 2 Min. de lectura

Antes de comenzar, es importante enfatizar que el oído es el órgano tanto de la audición como del equilibrio.


En tanto la audición, el oído es un complejo amplificador, así como un analizador de frecuencias. Es capaz de aislar la voz que escuchamos de nuestro interlocutor y amortiguar el ruido del entorno. También puede adaptarse a diferentes niveles de ruido o sonido para protegerse de ellos o para captarlos mejor. Puede analizar las bellas notas altas de un violín, así como los golpes de una máquina de escribir.



El oído se divide anatómica y fisiológicamente, en tres partes: oído externo, medio e interno.


Hay cierta información que es importante resaltar:

  • El oído externo "reúne" el sonido y lo transmite a la membrana timpánica. Ayuda algo en la detección de la direccionalidad (para alta frecuencia).

  • El oído medio es un transformador y está formado por tres huesecillos y la trompa de Eustaquio.

  • Dos pequeños músculos están unidos al martillo y al estribo. Estos músculos reaccionan ante estímulos sonoros fuertes, se contraen debido a la vocalización, o al movimiento del cuerpo, y ello reduce la percepción de sonidos autogenerados (como la propia voz o ruidos debidos a movimientos).

Ya que el sonido de baja frecuencia puede enmascarar los sonidos de mayor frecuencia, la atenuación selectiva de bajas frecuencias puede mejorar la percepción de estímulos complejos, como el habla, gracias al trabajo de los músculos del oído medio.



El músculo del martillo o músculo tensor del tímpano es un músculo fusiforme, de unos 20 mm. de longitud y junto con el músculo del estribo constituye un mecanismo de adaptación y defensa del oído interno, así como un selector frecuencial.


El oído interno está formado por:

(a) La cóclea (que contiene los nervios de la audición).

(b) El vestíbulo (que contiene receptores para el equilibrio).

(c) Los conductos semicirculares (que contienen receptores para el equilibrio).


Es en el oído interno donde realmente se lleva a cabo la acción de "oír". Aquí, las vibraciones mecánicas de los huesos del oído se convierten en cambios de presión en el líquido de la cóclea, que a su vez son convertidas en impulsos nerviosos enviados al cerebro.




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