Al principio (1999) éramos un grupo de instructores de idiomas que seguíamos los cánones de la enseñanza-aprendizaje. Usábamos el mejor material posible y nos manteníamos a la vanguardia en metodologías. Logramos que muchos alcanzaran sus objetivos, desde certificaciones de idioma, así como certificaciones internacionales técnicas; excepto que teníamos un desafío: algunos de nuestros estudiantes y clientes se quedaban sin lograr alcanzar una buena fluidez, tenían dificultades para participar y se rehusaban a seguir.

 

Decidimos crear un área especializada para buscar solución a este reto. 

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De una extensa investigación bibliográfica comenzamos a reunir evidencia, primero para identificar la raíz del problema, y luego comenzamos a sumar aquellas soluciones que nos ayudarían.

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Las pusimos en práctica. Extraordinariamente, erradicamos la deserción, elevamos la motivación, y especialmente incrementamos la fluidez al hablar e inculcamos la curiosidad y la motivación para que nuestros clientes y estudiantes aprendieran por su cuenta también y no sólo en nuestra presencia: es decir, autonomía.

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Leímos mucho para identificar dónde podía estar el problema y aplicamos técnicas de varias disciplinas. El resultado es un programa que incluye nuestros hallazgos.

 

Lo mejor es que conforme fuimos aplicando nuestro programa, los usuarios comenzaron a reportar beneficios que inicialmente no teníamos considerados:

personas que practicaban algún deporte, nos reportaron mejores tiempos y rendimiento. Las personas tímidas eran más extrovertidas para expresar sus opiniones. La gente que les rodeaba les notaba un mejor humor y más paciencia... hoy usamos el programa no sólo para el aprendizaje y la capacitación, sino también para promover el bienestar.